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Exilio (exile)


Una vez amueblada la habitación doble, llega el momento de empezar a hacer vida en ella. Quizás no soy la persona más indicada para hablar de nuevas fronteras, de nuevos retos, o simplemente de nuevas historias. Claro que con 21 años que llevo en mis espaldas, tampoco hay demasiado margen. En poco más de un mes empieza una pequeña y nueva vida para mí en San Sebastián, pero a menudo tengo la sensación que hasta ahora he disfrutado de un terreno llano, sin complicaciones y con ciertos golpes de suerte. Quizás por eso, creo que otras personas de mi edad han vivido mucho más en el mismo período de tiempo.

A menudo vienen a mi cabeza las imágenes de los jóvenes refugiados en alguno de los 58 conflictos armados que había en el mundo en el 2003. Millones de personas que se vieron obligadas a buscarse una nueva vida, una aventura quizás indeseada y con una sola finalidad: vivir. Lo mismo pasa con cualquiera de los fenómenos migratorios de la actualidad de los que nos bombardean los medios de comunicación. Ahora hablamos de los movimientos migratorios de África hacia Europa, o los de centroeuropeos hacia el Sur, pero antes fueron españoles hacia América o Europa, italianos hacia Estados Unidos, suecos hacia Dinamarca, andaluces hacia Cataluña,…

De todas esas historias se ha encargado el cine a lo largo de su historia. Según mi punto de vista, el complemento ideal a los medios de comunicación para no quedarnos en los hechos y personificar alguna de esas aventuras de las que he hablado antes. Henry Moore, un magnífico escultor, decía que “es imposible llegar a entender una cosa si uno no se implica emocionalmente” y a través del cine, al menos podemos acercarnos a ello.

Cineastas como Bernardo Bertolucci, Luchino Visconti, Elia Kazan, Jean Pierre y Luc Dardenne, Robert M. Young, Michael Winterbottom o Jan Troell, se han interesado por esa temática. También el cine español se ha acercado a la migración en numerosas ocasiones, dos de ellas con el respaldo de la Concha de Oro: Las cartas de Alou, de Montxo Armendáriz, y Bwana, de Imanol Uribe.

Por este motivo, El ciclo Emigrantes reunirá en el Festival de Cine de San Sebastián una treintena de películas de distintos países, de muy diversos géneros y estilos, en la que se entremezclan comedias con dramas sociales, filmes clásicos con otros de nuevo cuño, muchos de ellos olvidados o desconocidos. Una selección de películas excelentes que dan muestra de una realidad circundante.

Y también hoy quiero cerrar mi post con una particular banda sonora. Es un track que me ha servido para titular mi artículo y siempre que lo escucho pienso en las personas que se enfrentan a un nuevo reto lejos de sus casas y sus vidas. Os dejo, por lo tanto, con Exilio (exile) de Thievery Corporation dentro del álbum The richest man in Babylon publicado el 2002.

Agur.

Exilio (exile)