El resto
Os voy a ser sincero. Hasta aquí llegó el diario de a bordo en San Sebastián. A partir de ese día decidí cambiar mi rutina, o mejor dicho, mi rutina se vio abordada por un pintxo gigante que me perseguía por todas partes. Al principio nos llevábamos bastante bien, pero luego me empecé a cansar de él hasta el puntó que decidí dejar la relación. Aún así, no fue fácil y pasé muy malos momentos hasta que limpié mi consciencia (y algo más).
Aunque flirteara con pintxo, el ritmo de películas seguía siendo igual de elevado y su nivel de calidad también. No os contaré todo lo que viví en los seis días siguientes porque con el poco tiempo que dispongo para escribir en las paredes de mi habitación doble, llegaríamos a finales de 2007 con mi estancia en San Sebastián. Así que de los aproximadamente 25 títulos que aún quedarían por comentar, haré pequeñas menciones de lo más destacado de lo que fueron dos semanas de auténtica aventura cinematográfica.
Dos de las perlas que no puedo olvidar son Cashback y Little Miss Sunshine. La primera, porque sentirse tan identificado en una película me impresionó, y esta producción inglesa dirigida por el debutante Sean Ellis fue un espejo de muchas de las cosas que han ido pasándome estos últimos años. El protagonista tiene la virtud, en sus pensamientos de detener el tiempo a su gusto y crear su propio mundo, su burbuja. Un lugar que todos tenemos y que guardamos en secreto. Por si fuera poco, una banda sonora con algunos temas de los noruegos Röyksopp y unos exteriores de North London en los que algún día me encantaría instalarme durante un tiempo. El argumento quizás dejará indiferentes a muchos otros, incluso lo destrozarán algunos críticos que se durmieron en la sala, pero lo cierto es que una vez más el mundo onírico y los pensamientos llevados a la gran pantalla dejan muy buen sabor de boca.
De Little Miss Sunshine solo os puedo decir un par de cosas. La primera, que la vayáis a ver al cine porque se estrenó hace una semana y la segunda, por suerte, es que en Estados Unidos quedan muchos talentos por descubrir. El matrimonio formado por Jonathan Dayton y Valerie Faris, que ya habían arrasado en publicidad y vídeos musicales (Oasis, Red Hot Chilli Peppers, Apple, Ikea son algunos de sus clientes), empiezan la aventura cinematográfica con Little Miss Sunshine, una road movie con diálogos irónicos que se apartan de los cánones de este subgénero. Los alicientes habituales están: una furgoneta Volkswagen de los años sesenta, la Ruta 66, los bares y moteles de carretera y otros tópicos que conviven con una familia atípica. Todos ellos con particularidades tan extrañas como la adicción a la cocaína del abuelo o la promesa del hijo adolescente de seguir los métodos de Nietzsche para sentirse realizado. No os avanzo mucho más, pero ellos y el resto de la familia emprenden un viaje para que Olive, la hija menor, pueda participar en un concurso de belleza. El resultado de todo este cóctel es una comedia plagada de situaciones, en algún caso tan paranoicas, que nos harán reír durante 100 minutos.
Del resto de películas me gustaría destacar los países de procedencia. Por ejemplo, el cine islandés, danés, alemán, filipino o cubano tuvieron su presencia en el Festival de San Sebastián. De todos los proyectos se desprende una misma conclusión: que las ideas están por encima del dinero. Y es que no es necesario un gran presupuesto para conseguir contar una historia que llegue a los espectadores e incluso con la improvisación de los actores, ni un guión es necesario. Si queréis comprobarlo, no dejéis de ver So long my heart, un trabajo de Oliver Paulus y Stefan Hillebrand, dos nombres que tendré que empezar a seguir.
Lo que espero que sigáis con mucha atención es mi trabajo semanal en Ràdio Tiana. Para los que la puerta de la habitación doble se ha abierto hace poco, podéis ver de qué se trata en anteriores posts. Para los habituales y conocidos, os dejo con la sección Fila 1 del pasado 20 de octubre.
Agur.
Fila 1 20.10.06